“Trayectorias” que nos hablan de las circunstancias, oportunidades, relaciones y decisiones que estructuran quienes somos actualmente, y que invitan a transformarnos en la mejor versión de nosotros mismos.
La tecnología hoy es parte de nuestra vida, y se constituye en una herramienta fundamental que integra, facilita y promueve un aprendizaje más significativo y útil.
Son herramientas de presencia permanente en el aula, integradas en los proyectos, en el aprendizaje de idiomas, en los contenidos curriculares, en la interacción social.
En el contexto actual, donde la tecnología está instalada en nuestro día a día, es central la formación de los estudiantes en su uso seguro y responsable.
La tecnología con la que vivimos es también la que usamos para aprender.
Este proyecto está liderado por un equipo de
profesionales de las distintas ciencias, que asumimos el desafío de la construcción de un Espacio Comunitario de Aprendizaje, donde todos enseñamos y aprendemos desde nuestras múltiples habilidades y experiencias de vida.
Conformamos un equipo interdisciplinario que
garantiza que todas las perspectivas sean incluidas en los procesos de aprendizaje.
Somos apasionados de nuestras áreas, pero sobre todo apasionados de la vida y del progreso permanente del ser humano.
Desde nuestro proyecto educativo, concebimos la escuela como un espacio “comunitario” de aprendizaje, donde no sólo intervienen activamente los niños, niñas y maestros, sino que las familias adquieren un rol participativo en el proceso.
Consideramos fundamental la formación de los padres y madres en nuestra línea educativa por lo que ofrecemos periódicamente charlas, encuentros y talleres.
Forman parte también de nuestra comunidad, la familia extendida, los vecinos, los exalumnos, quienes colaboran en la construcción de un espacio participativo y abierto, que se integra a su comunidad y aporta para que todos podamos crecer en calidad de vida.
Aprendemos en un entorno, el cual define un estilo de convivencia. Estas relaciones también determinan cómo serán los aprendizajes.
Nuestros espacios proponen el encuentro, el dinamismo, la interacción, el compartir, el movimiento, la calma y la introspección. Nuestro ambiente es parte fundamental para el proceso de aprendizaje.
Es un proceso de conocimiento mutuo.
Ofrecemos a la familia y al niño y la niña, oportunidades de experimentar aspectos centrales de nuestra filosofía educativa, a la vez que conocemos sus características y expectativas.
Para iniciar este proceso pueden contactarnos a través de la cuenta: admision@cdi.org.py
Encuentro de presentación de la propuesta educativa
Cuestionario de conocimiento de las familias
Encuentro con los niños postulantes
Comunicación de la Admisión y procesos administrativos
Para que se produzca cualquier aprendizaje es necesario que nuestro cuerpo organice las sensaciones que recibe del exterior.
El proceso educativo en esta trayectoria consiste en generar condiciones y experiencias para que la persona sea capaz de regular y dirigir su atención, demorar sus impulsos. La capacidad de conectar cada sensación con el cuerpo y el cuerpo a la idea es lo que llamamos razonar, esto nos permite hacer elecciones integrando nuestras emociones y nuestros pensamientos.
En estas experiencias formativas de nuestro ser, los sentidos se entrelazan con la emoción y el cuerpo, estimulando la producción de imágenes, ideas y símbolos.
Este es el tiempo del convivir, de los diálogos interiores y de las conversaciones con los otros.
Los espacios de aprendizaje estimulan y motivan a la autonomía, que los jóvenes sean capaces de tener una idea, den razones que la sustenten, la lleven a cabo y además, puedan experimentar el diálogo, el trabajo cooperativo, la conversación y el debate, como llaves de lectura comprensiva de sí mismos, del contexto y del mundo.
En este sentido, el lenguaje es la herramienta que nos abre las puertas a los vínculos, a las conversaciones, a la escucha y a la reflexión sobre nosotros mismos como personas originales en el mundo, en relación con los otros seres humanos, con los cuales nos formamos en comunidad.
Las sensaciones se viven como experiencias concretas en el cuerpo, lo que nos permite luego registrar y nombrar esta experiencia de manera abstracta a través de un símbolo.
Vamos de lo concreto del cuerpo y su reacción emocional al símbolo, para nombrarlo y vivirlo.
De esta manera ingresamos al mundo de las ideas, a la posibilidad de entender y construir conceptos de manera abstracta. Los procesos concretos que nos ayudan a construir conceptos son situaciones de aprendizajes concretas donde el niño o la niña vive la experiencia de que el número o la palabra se transforman en operaciones y párrafos.
Los problemas que vamos aprendiendo a resolver y las palabras que compartimos, van incrementando nuestro caudal de vivencias, sumando conceptos (imágenes – emociones – ideas) que dan como resultado lo que llamamos «pensar». Un pensar que se compone tanto de conceptos como de juicios, razonamientos y de la comprensión de uno mismo.
Esta trayectoria se construye fortaleciendo el respeto a sí mismo y a los otros, favoreciendo la conciencia social y ecológica en un actuar con responsabilidad y libertad como miembros activos de una comunidad.
Los jóvenes adquieren las herramientas que les permitirán jugar un rol protagónico en la transformación coherente del ecosistema humano y natural en que vivimos. Responden a preguntas como: ¿qué persona quiero ser? ¿en qué tipo de mundo quiero vivir? ¿cómo voy a aportar a la construcción del mundo en el que quiero vivir?
Al final de esta etapa, los jóvenes son capaces de enfrentar la realidad de una época de cambios profundos desde aquello que marcó y marca la diferencia: La trayectoria de un ser humano que se ha formado.
Dando inicio al proceso de Admisión para el año lectivo 2025,
le compartimos el mail de contacto donde pueden dejarnos sus datos y consultas.
Saludos cordiales
Equipo de Admisión CDI
admision@cdi.org.py